jueves, agosto 18, 2016

Ángel

Llega ese momento en que entiendes al Ángel caído, en que sientes la amargura del que fue expulsado del paraíso y no tiene la mínima esperanza de volver a ser admitido. No hay redención, ni esperanza, tan sólo la dolorosa posibilidad de contemplar a aquellos que gozan, tal vez sin apreciarla, de una dicha de la que has sido por siempre excluido.


miércoles, mayo 18, 2016

De película

Se sentía en una chic flic. A fuerza de ver tantas películas románticas pensó que aquél viejo amor sería su salvador del naufragio matrimonial que sobrellevaba hacía años. Carismático, exitoso e interesado en escucharla. La respuesta a todas sus súplicas de noches desencantadas.

Todo comenzó con una llamada casual, un cafecito para hablar del pasado; una copa en una tarde de escapada del trabajo. El guión era casi perfecto. Hasta que, siguiendo el esquema, tuvieron una cita furtiva que culminó en la cama. Tras eso, la película se transformó. El guionista cambió el rumbo, añadiendo un naufragio más a su lista amorosa. Lo último épico fue su llanto, miles de lagrimitas rosas que se diluyeron en una lluvia insulsa.

Marina.

Cuando era niño le dijeron que podía oír el mar si se colocaba una caracola en la oreja. Lo que nadie le advirtió era que ese mar estaría sintonizado con él, y en cada caracola tan sólo encontraba tempestades.

miércoles, abril 29, 2015

Visitas

Anoche no logré dormir. Mi amigo insomnio vino una vez más de visita. Llegó a eso de la una de la mañana, con su paso suave y delicadas maneras consiguió sacarme de la cama e invitarme a una charla profunda en la sala. Hablamos de todo un poco, del trabajo, la familia, las viejas relaciones. Los sueños, los fracasos, los triunfos momentáneos. Y en medio de la charla, ya avanzada la madrugada, tuvimos un desconocido invitado. Sin aviso previo, sin recato ni decoro, le dio por interrumpirnos. En el medio de una calma noche, donde sólo los grillos interrumpían el profundo silencio, unos arañazos sonaron en la puerta. Pero, ¿en cuál de ellas? ¿La del balcón? ¿La de la entrada? Desde mi asiento no era posible adivinarlo.
¿Quién era el extraño visitante? ¿Un gato, un ratón? ¿El monstruo del armario? ¿Un vampiro extraviado? Incógnita no resuelta. Me rehusé a atender a tan inoportuna visita, quien al ser tan flagrantemente ignorada se ofendió y marchó para importunar a otros vecinos.
Pero el daño ya estaba hecho. No hubo forma de retomar la charla íntima,  Los sentidos alertas esperaban la nueva interrupción, el susurro que delatara al visitante, la sombra indiscreta, los ojos brillantes al otro lado de la ventana.

martes, junio 17, 2014

Espérame en Siberia

El tren partió en el medio de gritos y llantos, entre desesperanzas, promesas y oraciones que se fueron perdiendo en la fría niebla del invierno ruso. La mayoría de los pasajeros eran soldados y campesinos, obreros e intelectuales. Presos y celadores que partían a una gran prisión sin muros ni rejas, solo el inclemente cielo, la nieve y el viento, el exilio en el gulag. Y en el medio de todos esos seres una mujer fría y orgullosa sonríe. Ha recibido una promesa, y esta le basta para mantener la espera.

No tiene miedo, ni frío, tan solo sufre hambre y sueño, bueno, ya no, no ahora que viaja en el tren cargado de alimento y en el medio de una noche sin fin. A su lado duerme su hijo, un pequeño

Han pasado casi 70 años, e Irina acuna al pequeño Vladimir entre sus brazos. Sigue esperando al padre del mismo, sin saber que ha sido embalsamado hace muchas décadas por sus compañeros del partido, que ha recibido honores incontables y su perfil se encuentra acuñado en cientos de monedas. Pero eso, para alguien que es eterno no tiene importancia. Soñando durante el día, alimentándose durante la eterna noche, ellos esperan.

Naufragando

Si acaso usted naufraga en una taza de café, procure recordar aferrarse a un buen terrón de azúcar, que tarda más en deshacerse y le endulza el mal momento. Tan sólo recuerde tener cuidado de los remolinos provocados por las cucharillas.

miércoles, enero 01, 2014

Adicción

Eres un pobre diablo. Adicto a ella. Y por esa adicción te hiciste adicto a muchas cosas más. Necesitas el bombeo de adrenalina que te produce, sentir como si el corazón te estallara, la cabeza que vuela. Por esa adicción has rondado en la inmundicia, padecido mil indignidades y hecho lo imperdonable. Todo por ella. Todo para nada.

La necesitas, no importa lo que debas rogar, lo que debas arrastrarte. No importa a quién debas robar o venderte. Nada importa, salvo la sensación que te provoca. Su forma de llevarte al cielo y al infierno. Todo por ella, todo a través de ella. Pero hoy te ha botado. Te ha cerrado la puerta en la nariz, te ha humillado. Hasta que no tengas dinero, no tendrás otra dosis. Así pasa con las prostitutas de lujo.

domingo, julio 07, 2013

Gnomos

Veo la niebla a mi alrededor. Diluyéndose en pequeños zarcillos donde el sol empieza a asentarse. La penumbra es agradable, aunque la humedad de este rincón del jardín a veces se meta hasta los huesos. No puedo quejarme, los humanos me han dado un lugar agradable dónde asentarme. Hay aves rondando todo el tiempo, de vez en cuando un zorro o un mapache. Muchos gatos y ratones, arañas, lagartijas... Ya se sabe, toda la fauna de un jardín cerca del campo.
Un lugar agradable, sí. Pero a veces la soledad se impone y me hace añorar a mi gente. Sus voces, sus juegos, las discusiones sobre los temas cotidianos. Una charla con un amigo, una mirada cómplice, una mano en mi mano... Y su recuerdo. Todo el tiempo su recuerdo. Sus grandes ojos azules, su piel de porcelana. Esa dulce sonrisa que iluminaba todo a su alrededor y calentaba mi corazón. Todo se ha marchado. Ahora sólo queda este refugio y la interminable espera sentado en un hongo de fibra de vidrio, hasta que logren romper este hechizo que me ha dejado convertido en un vil gnomo de jardín.

Rutina

Todas las noches la misma historia. Los gritos, las carreras, los llantos.
Todas las mañanas la misma historia. Limpiar charcos, levantar cuerpos caídos, tirar desperdicios al incinerador.
Para ser sincera, eso de cambiar de asistente de limpieza de un salón de fiestas a un asesino serial no tiene mucha diferencia.

Insectos

Hoy me siento peor que chinche. No debí dejar que fumigaran la casa de Gregorio Samsa.

Consistencia

Lo odiaba, lo odiaba con toda el alma.
Al principio, por no haberse casado con ella y dejarla abandonada a su suerte. Años después, lo odió aún más. Por no haberse casado con ella, y permitirle a él conocerla para acabar siendo su marido.

martes, febrero 19, 2013

Cuento de hadas

El hada madrina se hallaba cada vez más cansada. Una tras otra chica linda y de cabeza hueca con apuros banales. De verdad, nadie le dijo cuando aceptó el puesto que se la pasaría de casamentera y nana. Tanto estudiar magia durante años para acabar en eso. La gota que derramó el vaso fue la rubia regordeta de cara de ángel que lloraba desconsolada por no poder bajar de peso mientras devoraba una tras otra caja de chocolates. Un pase de su varita mágica y una salmonellosis fueron su solución. Tras esto, encamino decidida su vuelo hacia el castillo negro enclavado en la árida montaña. Seguro que todavía encontraría en su interior el libro con el hechizo para convertirse en dragón.