Oficina de objetos perdidos
-Buenas tardes. Mire usted, vengo a preguntar por un corazón.-¿Cómo es?
-Pues muy fragil, la verdad sea dicha, ya van tropocientas veces que se rompe pero me ha salido muy aguantador, un poquito de pegamento y sigue su marcha.
-No, me temo que nadie ha traido uno así. Porque, verá, tenemos algunos de piedra, de acero, ese de la caja reforzada es de oro; en esa caja blanca está uno mas negro que el pecado; hay corazones de condominio, llenos de habitaciones; tambien los hay desgarrados, hechos polvo como el de aquel frasco; podridos, agusanados... Mire, aqui hay unos con remiendos y costurones, otro pegado con cinta... Pero de cristal o cosas semejantes, no nos han traído, no.
Pasé muchas horas revisando, pero ninguno era el mío.
Por algun tiempo me sentí descorazonada; hoy ya no me inmuto cuando me dicen que no tengo corazón.