No pierdas la cabeza
Los viajeros llevaban algún tiempo siendo seguidos y molestados por la panda de chiquillos menesterosos que buscaban alguna moneda o un méndrugo de pan, ya fuera por medio de la compasión, ya fuera por cansancio.El más alto se mostraba irritado, y empezaba a maldecir, mientras su compañero caminaba despreocupadamente a su lado al tiempo que jugueteaba con su espada corta.
-Estos mendigos empiezan a volverme loco. -Masculló el primero.
-No pierdas la cabeza... -Dijo su compañero soltando repentinamente un mandoble que cercenó la testa del mocoso más cercano.-...Deja que sean otros quienes lo hagan.