lunes, octubre 16, 2006

Sus caricias

Había sentido una vez mas sus manos acariciando su rostro, humedo tras tantas noches de llanto. Había sentido de nuevo sus caricias que venían a consolarle de tanta soledad y abandono. El tacto de sus dedos bienamados recorriendo su mejilla con un suave roce, entreteniéndose en la pequeña cicatriz de la quijada, enredándose en los rizos de su cabello. Y prefirió mantener los ojos bien cerrados, lo mismo que la quijada trabada, mientras aferraba las sábanas, pues esas manos debían de descansar en el fondo del mar tras haber sido cercenadas. Tal vez por eso el pequeño tacto a humedad y el frío que recorrían su rostro le convencían de que eso no era un sueño.