martes, noviembre 27, 2007

Cuotas

Acudió de nuevo a rendir su tributo de dolor y sangre, o al menos eso pensaba. La sangre manó una vez más, como siempre, pero el dolor había desaparecido. Algo había cambiado y no alcanzaba a comprenderlo. Abrió los ojos y todo era oscuridad, calma, calidez. Abrió los oídos y todo era un suave murmullo, como el que se oye a través de una caracola. Abrió todos y cada uno de sus sentidos, hasta que por fin pudo comprenderlo. Había completado la cuota, su sangre había fluido durante demasiado tiempo, ya no la necesitaba. Ahora era su turno de empezar un nuevo estadìo.