El reflejo
Ahí estaba de nuevo, de pie ante el extraño espejo, mirando su imagen distorsionada, tan diferente y a la vez reconocible. No entendía el embrujo que le llevaba a volver una y otra vez a ver ese reflejo que le mostraba un rostro que no era el suyo, un cuerpo, una pose que nada tenían que ver con su ser. Y sin embargo se reconocía, pese a que nada en esa figura tenía que ver con su persona.Una vez más tomó una silla y se sentó ante el espejo. Empezó a platicar con ese reflejo distorsionado, que le devolvía su historia en otro orden, que a veces parecía ya haber vivido lo que apenas empezaba a ocurrirle, otras mostraba ligeras variaciones sobre una vieja vivencia, y en otras el reflejo le pedia que le narrase los acontecimientos de hacía un año, ya que aún no acontecían en su espacio temporal.
Como cada vez que estaba en crisis, se acercó al espejo, le dijo lo que le acontecía y ese ser del otro lado empezó a contarle los sinsabores que pasaban, que pasarían, que ya habían pasado. A veces la imagen reflejada era una joven nubil, a veces una anciana decrépita, otras una mujer en plenitud; y mientras platicaban ella hilaba pacientemente la madeja de la vida. Algún día la vería cortar el hilo a la vez que él se desplomaba, mientras tanto, podían seguir tejiendo historias.