viernes, diciembre 22, 2006

Herpetarium

Aún recuerdo el día que te conocí, el escalofrío que recorrió mi ser cuando tuve tu mano entre la mía. Esa mano reptiliana, tan inigualable. ¿Qué extrañas asociaciones me trajo? ¿Porqué caí irremediablemente rendido ante su tacto? Aún no lo sé, sólo sé que te sigo buscando en otros seres, en otras pieles, mas ninguna tiene la consistencia de la tuya. Sigo extrañando la aspereza de tus manos y su inigualable frialdad de reptil que, combinadas con tu lengua viperina, me envenenaron hasta el alma.